Tejados Rústicos, una empresa con sombrillas de junco para porche y pérgola vegetal entre otros productos, se hace eco de la información lanzada por el portal web Eco Inventos sobre los beneficios que supone tener un tejado vegetal para la retención de microplásticos en el aire. Con las lluvias, estos tejados pueden retener más del 97% de los microplásticos.
Una nueva investigación sitúa a los techos verdes como una solución pasiva de alta eficacia para frenar la contaminación por microplásticos en las ciudades. Los ensayos en condiciones de lluvia simulada muestran que estas cubiertas retienen más del 97,5% de las partículas presentes en la precipitación y que, en episodios torrenciales, la eficiencia puede superar el 99,4% gracias a la compactación del sustrato, que reduce los canales porosos y dificulta la infiltración.
El estudio detalla que el sustrato vegetal y el suelo actúan como el principal escudo, interceptando entre el 66,2% y el 92,2% del total capturado. La vegetación aérea añade capacidad de retención adicional, alcanzando en algunos casos hasta una cuarta parte del total. Por tipologías, los fragmentos quedan atrapados con mayor facilidad que las fibras, debido a su forma y movilidad. La intensidad y la duración de la lluvia influyen de manera directa en el rendimiento: a mayor intensidad, mayor retención por cierre de poros y aumento de la humedad.
Aplicado a entornos urbanos de gran escala, el potencial de impacto es notable. En un escenario metropolitano como Shanghái, la interceptación anual estimada alcanza del orden de 1,70 × 10¹² partículas, equivalentes a unas 56,2 toneladas, evitando su llegada a redes de drenaje y masas de agua y reduciendo la exposición humana.
El trabajo también subraya un reto de diseño: la posible generación secundaria de microplásticos por degradación de componentes plásticos de los propios sistemas, como mallas o láminas de polipropileno sometidas a ciclos de humedad, radiación y actividad microbiana. Para maximizar beneficios y minimizar riesgos, se recomienda priorizar materiales no plásticos o biodegradables, optar por soluciones modulares que faciliten el mantenimiento y el monitoreo, e integrar estrategias de biorremediación.
Además de capturar contaminantes, los techos verdes aportan co-beneficios bien conocidos: disminuyen la escorrentía y el riesgo de inundaciones, mejoran la calidad del aire y del agua, incrementan la biodiversidad urbana y ayudan a mitigar el efecto isla de calor. Con un despliegue planificado y materiales adecuados, esta infraestructura verde puede convertirse en un aliado decisivo para ciudades más limpias, resilientes y saludables.









